HOY NUESTRO ENTREVISTADO:ALEJANDRO PAGUA
Alejandro es el 5º hermano en su familia,
compuesta también por Nelson y Teresita presentes aquí en Tarariras, Raúl en Montevideo, mientras
que Marta y Lili, se encuentran viviendo en el campo. Toda su primera educación
la realizó en La Escuela Nº 38 para luego continuar sus estudios viajando
a Colonia, donde cursó el Ciclo Básico de UTU y también comenzó a prepararse
en Educación Física, tres años para Profesor de Fútbol y Voleibol, egresado del
Instituto de Educación Física y la Asociación Uruguaya de Fútbol.
Pero la juventud de Alejandro, aquella con 16,
17 años tuvo un pasaje especial en lo laboral, además de trabajar como canillita y ayudante en la Carpintería
de Beke, ese especial “laburo” que lo
marco mezclaba la pasión y la responsabilidad del privilegio más grande en aquellos
años, pasar películas en el Cine Rex…
“Por aquellos años tuve mucho tiempo de operador
en el Cine Rex, el Cine lo representaba
todo, había función los jueves, viernes, sábados y domingos. Los jueves y
viernes eran de noche, sábados y domingos también, pero este último día había Matiné
a las 15:00 horas, a las 18:00 y después la película en la noche para adultos.
Era un tiempo especial, había gente que se preparaba nada más que para ir al
Cine ese fin de semana, era como ir a una fiesta hoy en día. Había capacidad en
planta baja para 480 personas, pero generalmente por función 250 personas
siempre decían presente”…recuerda Alejandro.
Época de oro para Tarariras y el Cine Rex en su máximo esplendor, por eso las anécdotas y cuentos, sin dudas también son muchos… “Conmigo siempre trabajó Luis Díaz “El Chugo”, fuimos los dos que trabajamos cuando el cine lo tenía Andrés Barolin, más tarde paso a ser de Amalia Avondet con quien seguimos trabajando por años; yo tenía 17 años, cruzábamos a lo Gandoglia a comprar alfajores, tener algo para comer entre película y película. Son muchos recuerdos, era época en que estaba Fraga en la seccional, él pasaba por los pasillos del cine así se aseguraba que hubiera silencio y orden, pero de repente, en una de las funciones se comenzó a sentir gritos, movimientos; nosotros teníamos arriba dos focos, los encendimos para ver qué pasaba y habían soltado ratas en el Cine, la película había pasado a segundo plano, son anécdotas lindas y divertidas a la vez que quedaron de aquellos años…”
Pero la juventud de
nuestro Personaje, también fue marcada por algo y alguien especial que llegó a
su vida, tan especial con quien hoy cumplen más de 40 años juntos…Adriana
González, la amiga que hoy sigue a su lado, se casó y con quien formó una hermosa familia…
“Éramos muy jóvenes cuando nos conocimos, yo
estaba viajando a Colonia y me faltaba 4º año para terminar la especialidad de
Profesorado de Educación, pero como todo “joven” hice un párate, las tardes se
habían convertido en paseos y en uno de esos días nos conocimos con Adriana para
seguir juntos hasta hoy día. A los 17 años nos casamos y así comenzó a formarse
nuestra familia. Llegó el primer hijo Pablo, después tuvimos la pérdida de un hijo,
siete años más tarde llegó Cecilia y finalmente nació Martin. Cuando Pablo
comenzó a estudiar, por aquellos años, creo ahora sucede igual, en el Colegio
tu hijo tenía una cuota menor si como padre brindabas una ayuda a la
institución, así fue como comencé con la parte deportiva, inculcando siempre lo
importante que es trabajar la parte física de manera correcta”….
A medida que pasaron los años comenzaron a organizarse varios encuentros inter-escolares, cumpliendo 35 años de este evento que unió todas las instituciones educativas de nuestra ciudad, de esta manera “Paguita” comenzó a ser parte de muchos niños que sabían que donde él estaba había diversión, juegos, fútbol y vóley, por eso la relación con la juventud comenzó a tener un vínculo especial, llegando por el año 77´ la oportunidad del Liceo…
“Beba” Pellatón,
fue quien un día me dijo…”Alejandro en el liceo se necesita arreglar unos
bancos…” fui, quedaron prontos y cuando terminé el trabajo
el Director me ofreció seguir trabajando, me quedé y en el año 1977, el 21 de
diciembre fui presupuestado. Fueron varias generaciones que pasaron, mucho,
mucho para ver y recordar, de alumnos y profesores, fueron muchos años juntos.
Hubieron momentos muy buenos, como también de lo otro, muchas veces al ser el
primero en llegar, abría el Liceo y me
encontraba con personas que habían entrado y apenas sentían que ingresaba muchas veces salían corriendo, esos son
recuerdos que no se olvidan pero claro que lo mejor fue el vínculo que quedó
con los chiquilines, a muchos ya los conocía de la Escuela y cuando llegaban al
Liceo al verme ellos mismos decían… “Aaaa está Pagua, buenazo...” y así comenzaban
las clases de otra manera, sobre todo en 1º año. Una de las cosas que me decían
los Directores siempre, era que opinaba
de las generaciones nuevas que llegaban, y la verdad que siempre dije y
contestaba lo mismo… “sabes una cosa, yo le tengo más miedo a los profesores
que a los alumnos”, los muchachos son macanudos, uno solo tiene que entenderlos.
Habían muchachos “bandidasos” que
incluso me decían mira que fulano de tal se va a mandar una grande; cuando veía
en el pasillo a todos juntos sabía que algo pasaba, allá iba y enseguida tenía
el respeto de todos, sabían que llagaba
Pagua y todo se comenzaba a disipar. Yo con los muchachos jamás tuve problema,
los entendí bárbaro a todos” cuenta con esa verdad que quienes tuvimos el
privilegio de verlo en los pasillos del liceo, sabemos que así era tal cual.
Claro que el paso de los años, más de 40 dentro del liceo, le permitió a Alejandro conocer y ver diferencias generacionales y eso justamente lo marca nuestro entrevistado…
“A medida que pasó el tiempo se perdió mucho el compañerismo, antes cuando había “una macana” estaban todos, gurisas y gurises, había una sanción y era para todos, se decía hoy no entramos y nadie entraba; pero eso cambio últimamente, ahora ya se veían más grupitos, diferencias, algunos por un lado y otros por otro, ese compañerismo de alumnos se perdió al igual que “lo sano” de antes, ahora se ve mucha malicia, romper, destruir lo material, el “…si no es mío no importa”, eso cambió mucho, antes había más de “lo sano. Claro que mucho tienen que ver las dos partes que hay en el estudio, porque me tocó ver a muchas profesoras que salían a los pub y después de los fines de semana hablaban con el alumnado de lo bueno que estuvo la salida del sábado, hay momentos que uno debe ubicarse, por un lado los profesores y en otro lugar los alumnos”.
Muchos
años al servicio de todos los jóvenes y sin dudas de nuestro Liceo, Alejandro tuvo
paso por el “Liceo Viejo”, hoy Escuela Técnica en nuestra ciudad, finalizando
su etapa en el Liceo actual cumpliendo 43 años de labor, un privilegio que le permitió
conseguir su jubilación para hoy con sus 65 años disfrutar de los nietos,
cinco, y además continuar cerca de lo servicial que le caracteriza, siendo
parte del Club de los Abuelos, la Parroquia San José y hasta el pasado año,
organizando los infaltables Encuentros Inter Escolares que todos los niños y
niñas esperan porque saben que “Paguita” finalizando el año, no falla en reunir
a todos los centros educativos para la competencia sana.
Hablar de Alejando Pagua, “Paguita” como
tantas generaciones lo conocieron y recuerdan, es sin dudas mirar atrás y encontrar en muchas
generaciones, un referente de nuestra juventud, que aprendió a respetarlo,
escucharlo y muchas veces encontrar en él a un amigo. En
una etapa que solo personas como “Paguita”, escuchando y valorando a cada
joven, le valieron un cariño que hoy a donde va, todos saben reconocerle. La
humildad tiene ese premio, y sin dudas Alejandro Pagua lo tiene más que
merecido….!
¿Alejandro Pagua? Si lo conozco a “Paguita”,
es parte de MI GENTE en MI PUBLO.
Una gran persona Alejandro
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