HOY: HORACIO VIERA "El Periodista del pueblo"
Hablar de Horacio, es hablar de un amigo. Y como lo siempre lo he manifestado en muchas ocasiones, el tener similar vocación, me ha permitido en lo personal, encontrar con su ejemplo mucha enseñanza a la hora de llevar adelante la tarea a realizar en el Periodismo. Claro que para tener ejemplos de vida, se necesita en la otra persona cualidades que no siempre están a la “vuelta de la equina”, pero decir Horacio Viera es sin dudas hablar de Humildad y esa mano siempre lista para aquel que lo necesita.
HORACIO OMAR VIERA…así comenzamos.
Ya finalizando esta nota, Horacio agradecido a Tarariras por darle siempre una mano y ser parte de lo que él es hoy, no duda en decirlo y repetirlo una y otra vez. Sin perder la mirada y plena confianza de su vida en la fe…“Primero Dios, la familia y después todo lo demás. Siempre fue así y así lo creo. Soy un agradecido a esta ciudad, por todo lo que me ha dado. Disfrutó cada día, esperando solo tener la bendición de Dios para disfrutar mucho tiempo más de Samuel”.
¿Horacio Omar Viera?... Si lo conozco. Es parte de MI GENTE en MI PUEBLO.
HOY NUESTRO ENTREVISTADO:ALEJANDRO PAGUA
Hoy nuestro entrevistado es sin dudas, una de esas personas que por carisma y ese don de buena gente supo ni más ni menos que entrar en “la juventud” para no solo ser su Amigo sino un referente por muchas generaciones. Su paso como auxiliar de limpieza en el Liceo de nuestra ciudad, por más de 30 años de servicio, le permitió acercarse y estar junto a generaciones de distintas épocas, que hoy recuerdan al popular “Paguita”, vestido con aquella túnica azul. Hoy en nuestros homenajes, ALEJANDRO PAGUA...
Pero la juventud de Alejandro, aquella con 16, 17 años tuvo un pasaje especial en lo laboral, además de trabajar como canillita y ayudante en la Carpintería de Beke, ese especial “laburo” que lo marco mezclaba la pasión y la responsabilidad del privilegio más grande en aquellos años, pasar películas en el Cine Rex…
“Por aquellos años tuve mucho tiempo de operador en el Cine Rex, el Cine lo representaba todo, había función los jueves, viernes, sábados y domingos. Los jueves y viernes eran de noche, sábados y domingos también, pero este último día había Matiné a las 15:00 horas, a las 18:00 y después la película en la noche para adultos. Era un tiempo especial, había gente que se preparaba nada más que para ir al Cine ese fin de semana, era como ir a una fiesta hoy en día. Había capacidad en planta baja para 480 personas, pero generalmente por función 250 personas siempre decían presente”…recuerda Alejandro.
Época de oro para Tarariras y el Cine Rex en su máximo esplendor, por eso las anécdotas y cuentos, sin dudas también son muchos… “Conmigo siempre trabajó Luis Díaz “El Chugo”, fuimos los dos que trabajamos cuando el cine lo tenía Andrés Barolin, más tarde paso a ser de Amalia Avondet con quien seguimos trabajando por años; yo tenía 17 años, cruzábamos a lo Gandoglia a comprar alfajores, tener algo para comer entre película y película. Son muchos recuerdos, era época en que estaba Fraga en la seccional, él pasaba por los pasillos del cine así se aseguraba que hubiera silencio y orden, pero de repente, en una de las funciones se comenzó a sentir gritos, movimientos; nosotros teníamos arriba dos focos, los encendimos para ver qué pasaba y habían soltado ratas en el Cine, la película había pasado a segundo plano, son anécdotas lindas y divertidas a la vez que quedaron de aquellos años…”
Pero la juventud de nuestro Personaje, también fue marcada por algo y alguien especial que llegó a su vida, tan especial con quien hoy cumplen más de 40 años juntos…Adriana González, la amiga que hoy sigue a su lado, se casó y con quien formó una hermosa familia…
“Éramos muy jóvenes cuando nos conocimos, yo estaba viajando a Colonia y me faltaba 4º año para terminar la especialidad de Profesorado de Educación, pero como todo “joven” hice un párate, las tardes se habían convertido en paseos y en uno de esos días nos conocimos con Adriana para seguir juntos hasta hoy día. A los 17 años nos casamos y así comenzó a formarse nuestra familia. Llegó el primer hijo Pablo, después tuvimos la pérdida de un hijo, siete años más tarde llegó Cecilia y finalmente nació Martin. Cuando Pablo comenzó a estudiar, por aquellos años, creo ahora sucede igual, en el Colegio tu hijo tenía una cuota menor si como padre brindabas una ayuda a la institución, así fue como comencé con la parte deportiva, inculcando siempre lo importante que es trabajar la parte física de manera correcta”….
A medida que pasaron los años comenzaron a organizarse varios encuentros inter-escolares, cumpliendo 35 años de este evento que unió todas las instituciones educativas de nuestra ciudad, de esta manera “Paguita” comenzó a ser parte de muchos niños que sabían que donde él estaba había diversión, juegos, fútbol y vóley, por eso la relación con la juventud comenzó a tener un vínculo especial, llegando por el año 77´ la oportunidad del Liceo…
“Beba” Pellatón, fue quien un día me dijo…”Alejandro en el liceo se necesita arreglar unos bancos…” fui, quedaron prontos y cuando terminé el trabajo el Director me ofreció seguir trabajando, me quedé y en el año 1977, el 21 de diciembre fui presupuestado. Fueron varias generaciones que pasaron, mucho, mucho para ver y recordar, de alumnos y profesores, fueron muchos años juntos. Hubieron momentos muy buenos, como también de lo otro, muchas veces al ser el primero en llegar, abría el Liceo y me encontraba con personas que habían entrado y apenas sentían que ingresaba muchas veces salían corriendo, esos son recuerdos que no se olvidan pero claro que lo mejor fue el vínculo que quedó con los chiquilines, a muchos ya los conocía de la Escuela y cuando llegaban al Liceo al verme ellos mismos decían… “Aaaa está Pagua, buenazo...” y así comenzaban las clases de otra manera, sobre todo en 1º año. Una de las cosas que me decían los Directores siempre, era que opinaba de las generaciones nuevas que llegaban, y la verdad que siempre dije y contestaba lo mismo… “sabes una cosa, yo le tengo más miedo a los profesores que a los alumnos”, los muchachos son macanudos, uno solo tiene que entenderlos. Habían muchachos “bandidasos” que incluso me decían mira que fulano de tal se va a mandar una grande; cuando veía en el pasillo a todos juntos sabía que algo pasaba, allá iba y enseguida tenía el respeto de todos, sabían que llagaba Pagua y todo se comenzaba a disipar. Yo con los muchachos jamás tuve problema, los entendí bárbaro a todos” cuenta con esa verdad que quienes tuvimos el privilegio de verlo en los pasillos del liceo, sabemos que así era tal cual.
Claro que el paso de los años, más de 40 dentro del liceo, le permitió a Alejandro conocer y ver diferencias generacionales y eso justamente lo marca nuestro entrevistado…
“A medida que pasó el tiempo se perdió mucho el compañerismo, antes cuando había “una macana” estaban todos, gurisas y gurises, había una sanción y era para todos, se decía hoy no entramos y nadie entraba; pero eso cambio últimamente, ahora ya se veían más grupitos, diferencias, algunos por un lado y otros por otro, ese compañerismo de alumnos se perdió al igual que “lo sano” de antes, ahora se ve mucha malicia, romper, destruir lo material, el “…si no es mío no importa”, eso cambió mucho, antes había más de “lo sano. Claro que mucho tienen que ver las dos partes que hay en el estudio, porque me tocó ver a muchas profesoras que salían a los pub y después de los fines de semana hablaban con el alumnado de lo bueno que estuvo la salida del sábado, hay momentos que uno debe ubicarse, por un lado los profesores y en otro lugar los alumnos”.
Muchos años al servicio de todos los jóvenes y sin dudas de nuestro Liceo, Alejandro tuvo paso por el “Liceo Viejo”, hoy Escuela Técnica en nuestra ciudad, finalizando su etapa en el Liceo actual cumpliendo 43 años de labor, un privilegio que le permitió conseguir su jubilación para hoy con sus 65 años disfrutar de los nietos, cinco, y además continuar cerca de lo servicial que le caracteriza, siendo parte del Club de los Abuelos, la Parroquia San José y hasta el pasado año, organizando los infaltables Encuentros Inter Escolares que todos los niños y niñas esperan porque saben que “Paguita” finalizando el año, no falla en reunir a todos los centros educativos para la competencia sana.
Hablar de Alejando Pagua, “Paguita” como tantas generaciones lo conocieron y recuerdan, es sin dudas mirar atrás y encontrar en muchas generaciones, un referente de nuestra juventud, que aprendió a respetarlo, escucharlo y muchas veces encontrar en él a un amigo. En una etapa que solo personas como “Paguita”, escuchando y valorando a cada joven, le valieron un cariño que hoy a donde va, todos saben reconocerle. La humildad tiene ese premio, y sin dudas Alejandro Pagua lo tiene más que merecido….!
¿Alejandro Pagua? Si lo conozco a “Paguita”, es parte de MI GENTE en MI PUBLO.
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Nuestros entrevistados de hoy, son reconocidos sin dudas al momento de hablar o traer recuerdos de aquellos lejanos años en la querida Escuela Nº38. Los Maestros Zulma y Rivoira, así como muchos hoy los nombran, vivieron más de 20 años de su vida al servicio de la educación en nuestra ciudad,
A partir de hoy vamos a compartir en nuestra página parte de lo mucho que ambos Maestros vivieron, hoy ya ambos con sus 80 años cumplidos, nos narran fracciones de anécdotas, cuentos y vivencias que tendrán en esta primera parte como principal protagonista a la querida Zulma Pino, para la semana próxima continuar con el Maestro Rivoira y finalizar así nuestra entrevista, con especial hincapié en los años que ambos compartieron la enseñanza en la hoy llamada Escuela Maestro Mario “Lalo” Henderson, la Escuela Nº 38. Hoy en nuestras páginas, Zulma Pino.
Zulma Gladys Pino Melgarejo, hija de Arazanzu Pino, Verdulero que en aquellos tiempos viajaba a Rosario para vender sus frutas y verduras, además de ser uno de los fundadores de la Escuela de Barquer; y de Doña Maxima Melgarejo Ama de casa Madre de 8 hijos. Zulma la sexta hija en su familia nació en Barquer, pueblito de 32 casas en aquellos tiempos, muchas de ellas ranchos de terrón y paja, por donde también el paso del ferrocarril y los recuerdos de la Escuela con apenas 5…6 alumnos, los exámenes para el ingreso al Liceo, son etapas imposibles de olvidar para nuestra entrevistada de hoy...
“Barquer en aquellos tiempos era conocida por el paso del ferrocarril, pueblo dependiente de Rosario en todo, el estudio, en el trabajo. Había un taller de carpintera de Daniel Rivoir y estaba la Escuela donde habían 2 Maestras, de las cuales una era la madre de Gloria Viera, quien hoy es la directora del Colegio aquí en Tarariras. Realmente éramos niños rurales, hasta que cursando 5º año vino una Directora, María Angélica García, y notó que teníamos muy poco para avanzar, culturalmente y en cuanto al conocimiento hacia afuera; ahí nos dió un empujón, fue algo diferente y a fin de año llegó un Maestro joven quien terminó de alguna manera “ese empujoncito” para ir por más. Éramos un grupo de 6 alumnos de 6º que dimos examen de ingreso para el Liceo. En mi casa ya había ambiente de estudio, mi hermana ya había optado por el estudio de Magisterio, ella fue la primera Maestra de Barquer”. nos cuenta Zulma.
En la etapa de la juventud, el Liceo y donde la rebeldía de muchos parece tener su momento y lugar, para nuestra querida Maestra Zulma, no fue la excepción, también en aquellos tiempos ya se vivía la “etapa rebelde” y eso le costó a Zulma un pasaje no “muy cómodo” por sus estudios terciarios…
“El Liceo lo realicé en Barquer, hice 2 años de Magisterio y después me fui a Montevideo, me estaba yendo mal porque la verdad “atorrante” como muchos lo hacemos en la juventud, yo también lo hice, perdí el tiempo, me fui a Montevideo en donde hice 4 años de Magisterio y allí si me fue bien permitiéndome además conocer otra realidad como sin duda lo era la capital del país al interior. Me fue muy bien, allí “llegó mi clic”, ahí si me di cuenta que necesitaba estudiar y lo hacía, tuve excelentes profesores, compañeros y ahí un poco se me despertó la ansiedad de conocer el norte"
Casi sin darnos cuenta, poco a poco comenzamos en nuestro interior a sentir el caminar de nuestra vida, muchas veces sin poder verlo con claridad y la certeza que así será, para Zulma algo así sucedió, esa “llamita” que despertaba un interés especial por viajar y estar al norte del país iba a dejar de ser un sueño a cumplir, para convertirlo en una realidad de su vida, agregando ya un nuevo acompañante en su camino, quien sigue a su lado aún hoy, igual que en aquel momento cuando eligió acompañarla a donde fuera…
“Reynaldo era amigo de mi hermano, así nos conocimos, un año antes que yo, él había dado concurso y trabajaba en la Escuela cerca de mi casa; a los 20 años comenzó nuestra relación de amigos para más tarde casarnos y seguir hasta el día de hoy. Cuando comenzamos le dije mi clara intención de trabajar en Tacuarembó, y me dijo “yo me voy también”. Nos casamos y emprendimos el viaje al norte del país. Tacuarembó fue para mí, como aprendizaje de Maestra muy profundo. Fuimos al peor rancherío de Uruguay, si bien yo provenía de familia humilde lo que vi y viví allí en Tacuarembó me permitió conocer en primera persona la miseria. Hoy por hoy tenemos contacto con aquellos alumnos, la verdad fue muy buena la experiencia”.
La vida se plantó firme para Zulma luego de cumplir 2 años de su llegada a Tacuarembó, las dos caras de la moneda iban a pegar fuerte en el retorno del norte del país. Alegría y tristeza por un lado, la llegada de su primer hijo, Jesús, y la pérdida de su padre, iban a ser motivos más que suficientes para el regreso ahora a Manantiales…
“De Tacuarembó llegamos a Manantiales donde yo tenía 25 niños en la Escuela, una Comisión de Fomento excelente que trabajaron muchísimo arreglando la Escuela, hicimos todo un patio en el fondo, realizamos huerta y les enseñé también a embalsamar animales, en la parte de Biología, estudiando así todas las partes de los animales desde donde venían hasta por que existían, toda la parte de biología la tratábamos de relacionar. Fueron tiempos muy lindos, de ayuda social, salíamos con la camioneta de “Chiquito” Jorcin o en la “fordzon” que teníamos, a visitar los vecinos y así nos organizábamos, teníamos una cocinera y todos los niños comían en la Escuela. Reynaldo viajó durante un año a Tarariras, las Escuelas estaban a distancias lejanas, por eso en el año 68´, finalmente nos vinimos a Tarariras. Llegué con un bebé y nada más, no teníamos nada, la gente fue muy buena, muy bien, nos acercaron montón de cosas, nos ayudaron y a medida que empezaron a llegar los sueldos comenzaron las compras, armando así nuestro hogar”.
La relación con nuestra ciudad, dejó en la vida de Zulma muchas amistades, anécdotas y el especial vínculo con la Escuela Nº 38 en donde permaneció trabajando hasta el año 1993…
“Cuando llegué a Tarariras recuerdo que estaban todos los Maestros almorzando y era una mesa enorme, algo ya diferente para mí en relación a otras Escuelas que había estado, y quien me recibió con una alegría fabulosa fue Rene Villanueva, quien me insistía en que yo comiera y le decía… “No, no.. yo ya almorcé”, la verdad era que no había almorzado nada, estaba sorprendida y nerviosa a la vez. Fue un año especial, se celebraron los 50 años de la Escuela con una fiesta muy especial, grande. Se hizo en ese momento el patio embaldosado de atrás, asistiendo a los festejos una Patinadora de Rusia, sub Campeona de Patin. Fue algo maravilloso, lo que se trabajó fue tremendo, Maestras y Comisión de Fomento a la par, tres días de beneficios y realmente de fiesta. Ese año hicimos un censo puerta a puerta para saber la cantidad de niños, a mí me tocó con “Lalo” Henderson, Director de la Escuela, hacer todo lo que era “El Pueblito” y ese año descubrimos un niño en Tarariras que no estaba reconocido. Eso fue algo que siempre recuerdo como también las diferencias que había entre “El pueblito” y la otra parte de Tarariras, aún existían muchas diferencias, allá en el Pueblito los obreros, acá en el centro los dueños de las empresas, los comercios grandes, pero la Escuela era una, en la Escuela no habían distinciones, eran todos iguales”.
Así fue como comenzó el especial vínculo que por más de 20 años tuvo la Maestra Zulma con la Escuela Nº38, donde además compartió su trabajo con su esposo Reynaldo Rivoira, historia que comenzaremos a conocer en la próxima edición, permitiéndonos así saber y aprender de dos Maestros que sin dudas, dejaron huella imborrable en la historia de la educación en nuestra ciudad.
CONTINUARÁ....
MAESTROS…con mayúscula, así podemos continuar describiéndoles al conocer más de ellos, de su historia, de “lo bueno y malo” que todo camino tiene y este matrimonio también supo atravesar, vivir los momentos lindos, inolvidables, pero también de los otros. Cumplir 32 años de carrera, siempre es motivo de orgullo, pero para “nuestros maestros” es poder mirar atrás y decir… “cumplimos, dejamos en cada oportunidad, lo mejor que nos tocaba hacer”. La pasada semana comenzamos a conocer la vida de Zulma, desde su niñez por las calles de Barker, el paso por la capital del país hasta comenzar su vocación de Maestra por el norte. Hoy nos vamos a ir un poco más lejos, distancia de unos cuantos kilómetros, para conocer más del Maestro Rivoira, ese hombre que dejó su Italia, para en nuestro país dejar un legado en la educación, en nuestra Escuela Nº 38.
Hoy en nuestra página REYNALDO RIVOIRA…
Reynaldo nació un 2 de Noviembre de 1938, en Italia, en la ciudad de Torre Pellice (antiguamente Torre de Luserna) es un municipio italiano de 4.573 habitantes en la provincia de Turín, en el valle del Pellice. Hijo de Estefano Rivoira, Albañil, cultivador y su Madre Elisa Demaria ama de casa; tiempos no fáciles en Italia y una carta desde nuestro país que comenzó a cambiar la historia de nuestro personaje de hoy… “Cuando terminó la guerra, había poco trabajo por aquellos lados y un familiar aquí, en Barker, Don Daniel Rivoir, Tío de mi Padre, accidentado en aquellos tiempos, inmóvil, nos hizo llegar una carta para venirnos aquí y así comenzó la vida por estos lados. Una vida más fácil, tranquila.
Nos vinimos y cuando llegamos en aquellos tiempos en Barker estaban construyendo el templo Valdense, mi Padre había trabajado de albañil, entonces era una oportunidad que comenzaba a tener. Nos prestaron la mitad del pasaje y así comenzó Uruguay para nuestra familia. Yo llegué con 12 años de edad, cumplidos en la bahía de Santa Catarina, en pleno Barco. Mis estudios en Italia fueron la Escuela, la cual terminé y me permitió el ingreso a la Escuela Industrial, en Italia son 5 años de Escuela; cuando vine para aquí volví a hacer 6º en Barker, continúe con el Liceo en Rosario el cual finalicé en Valdense”, nos cuenta Reynaldo. A base de esfuerzo y más esfuerzo por aquellos tiempos, muy distintos a los de hoy “donde todo es rápido”, viendo a su padre una vez al mes ya que “el hombre de la casa” tenía que trabajar y para eso era necesario viajar a Montevideo, estar lejos de la familia y poder hacer “unos pesitos”.
La vida no era fácil, por eso por aquellos tiempos, las aspiraciones a llegar eran claras y a la vez únicas, ser Maestro o Pastor, claro que para esto último era necesario viajar al país vecino, Argentina; por eso el estudio en Rosario para Maestro se hizo realidad para Rivoira, teniendo la bicicleta como la mejor compañía y ayuda para transitar la distancia entre Rosario y Valdense en busca de su preparación. Pero todo sacrificio tiene su recompensa y así fue para Reynaldo, que en 1960 logra concretar su carrera obteniendo su título de maestro, a pesar que en el mismo año tuvo un duro accidente. La Escuela 108 de Costa del Colla fue su primera experiencia laboral, trabajando además como Profesor en el Instituto de Rosario, dando Sociología, además de también hacer una suplencia de Mari Álvarez, que le permitió enseñar también Filosofía.
Amigo de los hermanos de Zulma, y por medio de grupo de Teatro, los ensayos le permitieron acercarse, conocer y entrar “poco a poco” en la familia de quien más tarde sería su Esposa y compañera de Vida. Tanto fue el acercamiento con la familia, que terminó trabajando en un horno de ladrillos de uno de los hermanos de Zulma, “Muy Buen Patrón por cierto”, siendo hoy uno de los pocos bicicleteros que tiene la ciudad. La educación rural siempre fue el interés mayor de ambos jóvenes Maestros, y como lo contaba Zulma una semana atrás, el Norte fue el destino de ambos…
“Siempre pensamos que teníamos que dar mucho y lo mejor por la educación rural y del país, tuvimos muy buenos profesores que nos dejaron esa enseñanza, nos animaron e impregnaron esa idea que el país debía tener esa verdadera Educación Valeriana, al alcance de todos, una educación que permita avanzar y tener una igualdad por sobre todas las cosas, sin discriminación, a pesar que siempre la gente del campo era la que sufría de alguna manera esa discriminación”. Como extranjero costó sacar la carta de ciudadanía, por lo que la posibilidad de elegir la efectividad estaba lejos, cuando muchos optaban por la ciudad, las Escuelas Rurales era la elección de nuestros entrevistados, llegando así a Tacuarembó.
TARARIRAS. LA ESCUELA Nº 38. Y 32 AÑOS DE VOCACIÓN CON MUCHO MUCHO PARA CONTAR…!
Previo pasaje por la Escuela Nº 70 de Manantiales, y la Escuela Nº 127 de lo de Alpuin, llegó la oportunidad de TARARIRAS, siendo Reynaldo Maestro Interino. Finalmente después de concursar llegó la efectividad alcanzada, más precisamente en la Escuela de Minas de Talco, donde Rivoira dijo presente un par de años para ahora finalmente sí, trasladarse a nuestra ciudad, a la Escuela Nº 38 como Maestro Ayudante. Concursando una vez más, ya para Direcciones, alcanzó el cargo de Sub Director, comenzando así un camino de 24 años por la única Escuela en aquellos tiempos en Tarariras. Dicen que nada es fácil en la vida y si bien para nuestros Maestros el tiempo de luchar por estudiar, hacer largas distancias, muchas veces en bici, otras a pie, habían quedado atrás, la realidad en nuestra ciudad también tenía preparado “luces y sombras”; hoy con 81 años Rivoira recuerda aquellos tiempos…
“Las luces estaban en la Escuela, con compañeros como Lalo Henderson, Jorge Perrou, y tantos que estuvieron en la Escuela, todos muy buenos compañeros, muy buenos Maestros. Me tocó muchas veces, por licencia del Director, tomar ese cargo y recuerdo cuando hacíamos las calificaciones de los Maestros, tomando alrededor de 20 aspectos de cada uno de ellos, en aquellos tiempos teníamos 26 maestros a nuestro cargo, y realmente era bastante complicado porque cada uno presentaba su manera de ser; cuando terminábamos de hacer las calificaciones, de los 20 aspectos, aparecían negativos cuando mucho 1 o 2, lo que demostraba contar con una plantilla excelente, como compañeros y trabajadores. También la Comisión de Fomento, citábamos a la gente donde normalmente no va mucha, de 400…500 alumnos iban un 10%, y en una de las asambleas se nombraron 15 titulares y 15 suplentes para integrar la Comisión, fue una época de mucha lucha, iniciativas, época que se solicitó el predio de Afe para hacer la Escuela nueva. Las sombras fueron 12 años de Dictadura, años bastantes desagradables, siempre con un pie adentro y otro afuera, pero que finalmente quedamos adentro”.
Tanto Zulma como Reynaldo cumplieron el final de su carrera en la Escuela Nº 38, más de 20 años al servicio de nuestra educación, marcando así la vida de muchos niños que hoy al verlo por la calle, no olvidan aquellos tiempos… “Uno cuando se encuentra con que aquellos primeros alumnos, muchos de ellos han recibido premios por diferentes países, y además sabemos que muchos son personas de bien, que lograron progresar, avanzar, son cosas que nos enseñan que de algo sirvió lo que sembramos. También aparece alguno que puede decir que lo tratamos “a prepo”, pero a veces quizás había necesidad de hacerlo” nos cuenta Reynaldo a lo que Zulma agrega…hoy tengo la satisfacción que me ven y me dicen “Maestra” y ese es el regalo más lindo de la vida, que nos recuerden, de Rivoira porque era gritón y a mí por ser su maestra”.
Pero la vida de Zulma y Reynaldo no solo giró en base a las aulas, también tuvieron el privilegio de formar su familia, tres hijos que hoy, como buenos administradores de la educación de su padres, disfrutan de sus carreras, uno de ellos en la lejana Torre Pellice, donde Reynaldo nació…
“Tenemos tres hijos, Jesús es el mayor, nacido en el 64, el hijo mimado, él todavía añora su Uruguay, pero siempre dijo que quería ir al lugar donde había nacido Papá; realidad que pudo cristalizar a los 25 años. Más tarde llegó Ingrid, realizando Escuela y liceo en Tarariras. Y finalmente llegó Renzo, que vino en un momento muy difícil de nuestra vida, porque teníamos a los papas de Reynaldo muy enfermos, tiempo que vivíamos en frente al Parque Kuster. A medida que fueron pasando los años se fueron a Montevideo, se fue primero Jesús, estudiando Arquitectura. Después Ingrid hizo Química, lo finalizó y comenzó Profesorado de Química, concursó y le fue muy bien; y Renzo hizo música, Profesor de cocina y lutier, (construye, ajusta y repara instrumentos de cuerda frotada y pulsada. Esto incluye violines, violas, violonchelos, contrabajos y violas da gamba y todo tipo de guitarras) viviendo en el día de hoy en Ciudad de Plata. Pasamos muchos años esperando nietos, y al final en un año vinieron 3, Luchia de Ingrid hoy con 16 años, Laurentino de Renzo, Deni de Jesús, hoy con 23 años y Wande también Ingrid que tiene 10 años y es el más pequeño”.
Claro que la distancia de sus hijos, no le permiten a “nuestro Maestros” disfrutar cada día de sus nietos, por eso el tiempo también es invertido en algo que tanto Zulma como Reynaldo supieron hacer toda su vida, y es ayudar, servir y estar para el otro; hoy ambos disfrutan su servicio en la Iglesia Católica donde Reynaldo es Diácono y Zulma, la ayuda idónea en todo momento…“Después de la jubilación, llegó el tiempo libre así que estudié dos años de Guitarra, y más tarde también hice caso a un llamado especial, dedicándome al servicio del Señor; siendo Diácono de la Iglesia Católica. Siempre he estado, desde pequeño y ahora, vinculado al servicio, yo realmente pertenecía a la Iglesia Valdense, allí aprendimos a amar el trabajo social, ayudar” nos cuenta Reynaldo, quien a donde va sabe que no ha de ir solo, porque su compañera, esposa, también sabe de ayudar… “En la Escuela no sé porque pero siempre me tocó la parte de ropero escolar, ordenar, ayudar. Y Después que Reynaldo hizo teología que fueron 4años con el Padre Salvador, yo estuve al lado de él siempre trabajando, ayudando. Tratamos de relacionarnos con la gente, llevar la buena nueva de Dios, practicando siempre con el ejemplo” nos narra Zulma, recordando los últimos años de su trabajo en la Escuela Nº 38 junto a un alumnado que marcó su vida, la ayudó, cuando más lo necesitó… “Los últimos años fueron muy lindos, a mí siempre me gustaron las clases grandes, 4º, 5º…; a mí me ayudaron muchísimo los gurises porque cuando se fue Jesús a Italia, sufrí muchísimo, fue un golpe muy duro emocionalmente”.
La vida de dos Maestros, resumida en dos palabras, FAMILIA y ESCUELA, vocación pura, dedicación, amor; historia de sacrificio como Rivoira, dejando lejanas tierras en Italia para establecerse en nuestro país y finalmente ciudad. Zulma y todo su amor a la docencia, aquella que no olvida y cada vez que tiene su oportunidad, cuenta como “si fuera ayer” aquel comienzo en 1961, como Maestra particular con 4 niños en una estancia, para más tarde tener la oportunidad un 11 de octubre hacer una suplencia en la Escuela Nº 118, donde 25 niños y un mono, esperaban a su Maestra que llegaba a caballo para educarlos, enseñarles y por supuesto, también jugar a la bolita. Así fueron ellos, llenos de historias y recuerdos que hoy cierran sus ojos y permanecen, como siguen intactas cada enseñanza sembrada en muchísimas vidas que hoy al cruzarlos por las calles, recuerdan a sus Maestros de Escuela, los Maestros Zulma y Rivoria.
¿Zulma y Reynaldo? Si los conozco, son parte de MI GENTE en MI PUEBLO.
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HOY: MIGUEL "EL CHIVO" GONZALEZ
Existe en nuestra memoria muchos recuerdos de personajes en nuestra ciudad, nombres, que con solo traerlos al presente, nombrarlos y pensar en ellos, ya podemos volver a verlos con esa inolvidable imagen que dejaron en el pueblo. Ejemplos como…aquel Heladero que con su carro azul recorría las calles de Tarariras para hoy todos saber bien de quien hablamos y como olvidar a “Don Julio”; o quizás aquel hombre acompañado de perros con su manisera en todo espectáculo que había…“Costabel”, y así tantos recuerdos que nos permiten traer al presente muchos personajes con marcas propias. Hoy, nuestro invitado también ha dejado su huella por las calles de nuestra ciudad, tanto en el pasado como también lo sigue haciendo en el presente. Allí a lo lejos se lo puede ver venir, con su caminata rápida y cortita a la vez, allá viene “El Chivo” con su trote… Hoy en nuestras páginas MIGUEL “EL CHIVO” GONZALEZ, el Atleta del pueblo.La historia de vida de Miguel, es sin dudas un ejemplo de superación y que con esfuerzo y persistencia, todo se puede alcanzar. Más aún, cuando de pequeño la enfermedad golpea fuerte, tanto que pone a prueba de inicio nomás, la lucha entre el vivir o morir. Así sucedió con nuestro amigo “El Chivo”, nacido el 8 de noviembre del año 1949 en Tarariras, hijo de Octavio Miguel González y Carmen González. Y que de pequeño tuvo que luchar con una Peritonitis, la cual pudo superar, pero también dejó sus secuelas…
“Mi infancia no fue nada fácil, te diría que casi no tuve infancia. Solo pude estudiar hasta 5º año y abandonar. Cuando chico sufrí una Peritonitis que por suerte pude salir, pero me dejó muchas complicaciones, y una de ellas fue aprender, concentrarme. Me acuerdo del Maestro Jorge Perrou, muchas veces me llevaba a su casa, me enseñaba, pero no agarraba nada, encima me ponía nervioso y solo me quería ir. Me fue muy difícil aprender, por eso solo llegué a 5º año escolar y abandoné”. La Peritonitis, suele producirse cuando una infección bacteriana u otros problemas de salud hacen que se acumulen sangre, fluidos corporales o pus en el abdomen. Si no se trata la inflamación, que causa dolor abdominal y otros síntomas, puede llegar a provocar la muerte. Miguel, pudo seguir adelante, con secuelas, como las mencionadas anteriormente y también problemas de visión. De chico, no comenzaba a ser fácil la carrera de la vida para nuestro amigo “El Chivo”.
SINO SE ESTUDIA, SE TRABAJABA.
La Escuela Nº 38º quedaba a un lado ya a temprana a edad para Miguel, por lo que los galpones de Greising, donde trabaja su Padre Octavio Miguel, iba a ser el comienzo de su experiencia laboral, junto a las semillas y la carga de aquellos vagones que traía el Tren… “En aquella época pasaba el tren, entonces teníamos que cargar las bolsas, hombrearlas pasando por un andamio. Sino se estudiaba había que trabajar, yo venía de una familia de 12 hermanos, hoy somos 5 los que estamos vivos”. Miguel, como todo adolescente, joven que comenzaba a despertar su talento, sabía a donde quería llegar o al menos, que querer hacer. Por eso después de su jornada laboral, lo esperaba la Plaza de Deportes, en donde aprovechaba lo que quedaba del día, para tener su entrenamiento y con 15 años, comenzar sus primeras participaciones en competencias departamentales, representando justamente a la Plaza de Deportes de nuestra ciudad. Había trabajo y deporte. Esfuerzo y tiempo libre dedicado a su pasión, correr. Los departamentales en Carmelo, comenzaban a sacar a luz el talento de atleta del Tararirense que a donde iba, se quedaba poco a poco con las primeras posiciones, en toda salida y competencia juvenil “Nito” Pons, “el Profe” de Educación Física de aquellos tiempos, sabía que tenía en sus filas un atleta que prometía, pero que lamentablemente nadie apostaba a poder preparar con todas las herramientas necesarias que la capacidad merecía… “Nito siempre me dijo; si te hubiesen agarrado temprano, ayudado de la manera que talentos como el tuyo merecen ser ayudados, hubieras llegado lejos. Siempre me decía que estaba para un nivel mayor, pero en esa época y en Tarariras era difícil tener oportunidades de que te capten y lleven a la capital del país donde siempre podes superarte y mejorar a todo nivel”.
Unas cuantas medallas y diplomas de 1º puesto a nivel departamental, fueron el pasaporte ideal a la edad de 20 años para llegar a la capital del País, invitado por su amigo Ulises Uzuca de la ciudad de Colonia. Así Miguel pudo unirse al Policial de Montevideo, en donde compitió junto a 7 atletas, ahora sí, a un nivel único y verdadero. “Esos si fueron los mejores años, porque pude hacer lo que me gustaba de la mejor forma física y preparación adecuada. Pude participar en diferentes Travesías en las costas uruguayas, subidas al Cerro, la Maratón de Merlo, también la de Tinelli, que es la de Bolívar. Participé en Argentina, Brasil y también Paraguay”.
La ambición por ganar, ganar y ganar, equivocaron el camino del equipo que Miguel defendía, y si bien a nuestro amigo quizás le faltó mucho por aprender en la Escuela debido a su salud, los códigos verdaderos de la vida si los sabía, no los cambió y por eso dió un paso al costado en la capital del país y decidió volver a su pueblo, a las calles de Tarariras, donde podía correr sin presión, disfrutando lo que hacía y siendo verdaderamente él, sin nada que agregar para sobresalir en las primeras posiciones.
EL REGRESO A SU SEGUNDA CASA. LA PLAZA DE DEPORTES.
En aquellos tiempos, una Plaza rodeada de transparente iba a ser sin dudas, una de las máximas citas de Miguel “EL CHIVO” González…“Como siempre se dice, hay que pagar derecho de piso. Estuve 5 años cuidando la plaza a voluntad, mientras entrenaba también estaba a disposición del cuidado de la plaza, que en aquellos tiempos la Comisión Nacional de Educación Física, siempre realizaba campeonatos de Boxeo, venia también la Banda Municipal y en Octubre sabíamos que era un mes de fiesta, porque siempre se realizaban “Las Maratones del 12 de Octubre” las cuales reunía atletas de todo el departamento en Tarariras. Fueron tiempos muy lindos, compartidos con el querido “Nito” Pons que viajaba siempre de Valdense, y quien me bautizó con mi apodo, él siempre decía… “Miguel es como El Chivo, anda mejor en las piedras que en las pistas”; compartimos mucho con Nito, con él íbamos a la playa a buscar leña para las calderas de la Plaza, porque de alguna manera ahí era a donde todos iban a ducharse, Pompeya por ejemplo que tenía su cancha en Quinton practicaba en la plaza y usaba las instalaciones, en aquellos tiempos Otero era el Técnico que tenía Pompeya. También se jugaba Vóley, Básquetbol, me parece ver a “Chumbo” Olivera jugando. Fueron tiempos muy lindos”. Un 15 de Octubre de 1980, la perseverancia y el esfuerzo de Miguel por cuidar lo que se había convertido casi que en su “Segunda Casa”, donde entrenaba y vivía su pasión por correr, tenía el premio de la efectividad para cumplir así las funciones, que tiempo atrás hacia a puro pulmón pero ahora, ya sin pagar derecho de piso, iba a ser su trabajo personal.
Y así, la historia cuenta y habla de días y tardes viendo a “Chivo” como principal responsable al frente del cuidado de la Plaza de Deportes, un merecido puesto que había llegado.
La labor en la Plaza de Deportes era compartida por largos entrenamientos de 42 km que día a día realizaba nuestro amigo “El Chivo”… “Todos los días me iba hasta Juan Lacaze, así podía contar 42 km ida y vuelta. Era el entrenamiento diario, muchas veces paraban los autos y me decían para llevarme, pero yo les contestaba que no, yo salía a entrenar no a que me levantaran en auto. Siempre me gustó salir solo, poder correr tranquilo, porque además uno sabe la marcha que puede llevar, uno ya se conoce. Hoy ha cambiado mucho, para bien, ahora está Tarariras También Corre, un equipo, y eso es muy bueno; antes andabas solo y si te pasaba algo nadie se enteraba”.
Pasó el tiempo y Miguel pudo jubilarse como funcionario de la Plaza… “fue una de mis grandes alegrías, poder aprovechar lo que me gustaba para ver así abrirse una puerta de trabajo. Pagué un precio, estuve 5 años, pero después llegó la oportunidad y fueron 39 años que me permitieron obtener mi jubilación”. Atrás habían quedado días de sacrificio y lucha para presentarse en distintas competencias, incluso dormir “bajo las tribunas del Campus en Colonia” porque así es la pasión por hacer lo que uno ama, “El Chivo” así lo hizo, a base de sacrificio constante, trabajando para los pasajes y no había para mucho más, pero Miguel nunca se rindió, la luchó y a donde las carreras llamaban allí estaba Tarariras representando por “El Chivo”, que sin sponsor ni el respaldo que si tenía los keniatas y alemanes que se colocaban en primera fila de largada, igual así…”El Chivo” estaba para competir de igual a igual, claro que.. “cuando los keniatas agarraban en serio, se iban lejitos. Nito siempre me decía… “Chivito, vos míralos bien cuando estén cerca. Ellos eran atletas profesionales, vivian de eso y tenían la responsabilidad de ganar, por suerte quedan esos recuerdos y la experiencia de compartir con grandes atletas”…nos cuenta Miguel.
Hoy con 70 años, lejos de abandonar su pasión, Miguel “EL CHIVO” González continua firme y seguro de sus objetivos, poder convertirse en el mejor Uruguayo de su categoría, para eso sigue entrenando de cara a la próxima San Fernando y también para la competencia de San Antonio, competencias que suman para su objetivo, en el cual hoy se ubica en 2º lugar a centésimas de segundos del 1º puesto ocupado por un capitalino de nuestro país. Con ayuda del Municipio, Fagar e instituciones que siempre están colaborando con algún par de championes… “porque si hay algo que se gasta es eso”… Miguel sigue con su ejemplo de perseverancia y constante sacrificio, disfrutando lo que le apasionó desde pequeño y hoy sigue al igual que por aquellos años 80´, recorriendo las calles de Tarariras, entrenando solo y a su marcha, sin vitaminas pero sí bien alimentado, con la felicidad de hacer lo que ama, correr...!
No se canse “Chivo” siga a la meta, llegando como a tantas, has sabido llegar.
¿”El Chivo” de Tarariras…? Si lo Conozco. Es parte de MI GENTE en MI PUEBLO.
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NUESTRO PERSONAJE DE HOY: "MARUJA" DE 100 AÑITOS...!
Semana especial para Tarariras. 101 años de la declaratoria de Pueblo y si bien nuestra invitada de hoy, vivió muchos años lejos de Tarariras, su centenar de edad en la actualidad, en este 2020, creemos que merece un especial homenaje. Quizás muchos tengan conocimiento, quizás muchos no, pero lo cierto que Tarariras cuenta con una vecina, que solo por días, lleva la misma edad que el pueblo… 101 años…! Ella es “Maruja”, su nombre completo MARIA AURELIA MENDEZ DE CORRALES.
Hoy es parte del Hogar de Ancianos que nuestra vecina “Bocha” lleva adelante, allí cerquita de la casa del Alcalde actual, Sergio Bertón. Y hasta allí llegamos. Como lo hemos mencionado anteriormente, si Tarariras cumple 101 años de Vida, que mejor que traer a nuestra página a un personaje de la misma edad, porque sí, leyó bien, hoy nuestra homenajeada espera los días, para el próximo 29 cumplir y festejar sus 101 años de vida…! Y esta bárbara la Señora…!!!
Cada entrevista nos regala lindos momentos, especiales y esta no fue la excepción desde el principio, porque claro, estábamos por ingresar a un lugar, donde el factor riesgo en estos días de Pandemia, era máximo. Y así comenzó nuestra aventura, una nota diferente, nota en tiempos de Covid 19. Tapa boca, y ya en la entrada nuestra amiga y vecina “Bocha” dueña del hogar, cuidando cumplir rigurosamente con el protocolo, suela en alto y a desinfectar, alcohol en gel para las manos… “Estamos cuidándonos al máximo, con todo el protocolo que nos han mandado para los hogares. Es necesario hacerlo y sobre todo por ellos, por su edad y porque en sí, es parte de nuestra tarea cuidarlos siempre, ahora aún más” nos contaba “Bocha”, haciendo especial referencia a todo este tiempo donde sin dudas, todo ha cambiado. Ahora sí…ya prontos, ingresamos al Hogar y pudimos sentarnos, con distancia claro, con “Maruja de 100”, si 100 añitos…!
Cuando uno va a buscar a una personas de tantos años, sin dudas no sabe con qué se va a encontrar, imagínense que uno a veces “se anda quejando”, pero no fue el caso de nuestra entrevistada, quien puso la primer cuota de humor apenas hicimos nuestra primer pregunta y fue donde nació… “Soy de Sarandí de Navarro…el pueblito alegría, cuando no se baila se juega a la bolita” Allí en Rio Negro nació doña “Maruja”, allá por el año 1919.
SARANDI DE NAVARO; La localidad se ubica al noreste del departamento de Río Negro a orillas del arroyo Sarandí (afluente del arroyo Averías Grande), próximo a la cuchilla de Navarro (ramal de la Cuchilla de Haedo) y a unos 3 km de la ruta Nº 20. Aproximadamente 175 km separan a la localidad de la capital departamental Fray Bentos, mientras que las ciudades más próximas son Guichón (55 km) y Paso de los Toros (65 km).
Después de cursar la Escuela doña “Maruja” paso a vivir en Montevideo donde conoció y se casó con Jorge Corrales Giménez, hoy fallecido y con quien compartió 51 años de casados. Aquí comienzan de alguna manera los mayores y más especiales recuerdos… “Un día mi esposo me preguntó si yo lo acompañaba a Barracas, Argentina, y por supuesto que le dije que sí. A donde él iba, también allá iba yo con él”… nos cuenta nuestra entrevistada casi enamorada como en aquella época, embarcándose de esta manera para el vecino país, donde también tenía y tiene hoy a su hermano. “Doña Maruja” paso años en Argentina, donde tejer era casi que su profesión porque el hombre de la casa se ocupaba de todo…
"Yo solo terminé la escuela y después ya no hice más nada, mi esposo quería que yo solo esté en casa, él me cuidaba tanto que no me dejaba levantar antes que él, porque él decía que yo tenía que tener pronto mi desayuno. Me acompañaba a todos lados y cada vez que había peligro, que me pueda caer o tropezar, me avisaba, me agarraba fuerte la mano. Por las noches siempre me despertaba y me tapaba la espalda, era un súper protector. Vivíamos en el barrio Congreso, calle Moreno entre Alberti y Savedra”…. Nos narra “Maruja” con una lucidez admirable, 100 años y recordando detalle por detalle su paso por el vecino país, donde el amor manejaba los hilos de aquellas épocas, amor verdadero, el de cuidarse uno a otro, como ese amor que siempre suelen contar nuestros mayores.
Doña María y su esposo, tuvieron la bendición de un hijo… “Tengo un hijo Jorge Aníbal, 4 nietos y un bisnieto”. Lamentablemente su compañero de vida falleció y ahí doña “Maruja” paso a vivir con su hermano en el país vecino. No es hasta el año 96´ que llega a Tarariras a la casa de su prima Ilda Vera… “Cuando aquí llegué a Tarariras, mi prima siempre tenía cosas por hacer, salir, entonces para que no se complique le pedí que me trajera al Hogar de “Bocha” y hace unos años, ya estoy aquí. Yo soy como el perro, a donde le dan cariño estoy bien”… nos cuenta con picardía y dulzura a la vez doña “Maruja” que no para de asombrarnos, cuando la dueña del Hogar “Bocha” recuerda cómo fue su ingreso…
“Si fuera por ella hasta el día de hoy se pone a ayudarnos, cuando llegó lavaba su ropa, la cocina, ella quería servir a pesar de su edad y todos los días tenía su vasito de vino o si había caña, también se prendía. Hoy me dobló toda la ropa, sentadita tranquila, ella colabora pero hay que frenarla y cuidarla por su edad”. Respecto a este relato de “Bocha”, doña “Maruja” agrega… No es por orgullo, pero yo me siento muy bien y si San pedro no me llama, el 30 voy a festejar mis 101 años”. Finaliza “Maruja”.
Así finalizamos una corta pero enriquecedora charla con nuestra amiga “Maruja”, que con sus 100 años, mirada dulce, tranquila, un poco sorda sí, pero rápida y lúcida a la hora de contestar, nos narraba con orgullo un siglo de vida donde el amor de su esposo y el compañerismo que ambos sembraron juntos, fue sin dudas la lección que nos regala nuestra invitada de hoy.
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NUESTRO PERSONAJE DE HOY: SADY MARTINEZ
Si
usted es un aficionado del deporte y el futbol, sobre todo hoy siéntese cómodo
porque la historia de nuestro personaje sin dudas lo va a llevar desde “las
canchitas” de la Plaza de Deportes cuando en “chancletas” se pasaban tardes
jugando futbol, a los estadios más importantes de Europa que nuestro
entrevistado tuvo “esa bendición” de poder disfrutar, recorrer y hacer,
teniendo así una corta pero inolvidable experiencia por el futbol profesional,
que ya desde años atrás “los poderosos” dirigentes se dedicaban a trancar el
futuro de muchos, desviando la mirada del talento por lo monetario.
El Portero de tarde inolvidables en la Plaza de Deportes, que viendo Revista El Grafico comenzó así a conocer, observar y vivir el futbol de una manera tan particular que pasó a ser parte de su vida. Hoy en nuestras páginas…
SADY MARTINEZ.
Nacido
en Cerro de las Armas, 3 de setiembre de 1942. Hijo de Víctor Martínez, jubilado
oficial de Policía y su Madre María González.
A los 4 años, comenzó la historia de Sady en Tarariras, sus Padres se
trasladaron aquí para comenzar a vivir en barrio “El Empuje”….
“La infancia fue llena de recuerdos con aquellas
calles de balastros, pocas casas y toda la actividad de niño centrada en la
Plaza de Deportes. Era una época sin actividades como lo hay hoy, baby fútbol,
otros deportes, antes no había nada y la Plaza de Deportes era el centro de
todas las actividades, en la tardecita los más grandes venían a jugar Vóley,
nosotros tratábamos de jugar futbol cuando nos daban la pelota, habiendo además
saltadero, amacas, muchos juegos por aquellas épocas, incluso una cancha de
Tenis. En cada fecha patria era común que hallan actividades como atletismo, en
donde siempre participábamos. Un recuerdo que siempre lo tengo presente es
cuando la Profesor “Bocha” nos quería enseñar a jugar béisbol, nos daba un bate
y lo único en que pensábamos era jugar fútbol, estaba Zenón, Rufilo Vergara,
“Los Chilenos”, los Riveros, siempre nos juntábamos y era una actividad a la
cual nadie quería faltar, el fútbol era la diversión de todos. Un día nos tocó
jugar contra Nueva Helvecia en una actividad aquí, allí fue la primera vez que
vimos a un equipo todo uniformado, llegaron con sus medias, botines, guantes el
golero, nosotros jugábamos de chancletas, nos quedamos todos asombrados, existan
diferencias y es algo que siempre me acuerdo también” nos narra Sady.
A
la edad de 13 años, después de su paso por la Escuela Nº 38, donde las Maestras
le tenían mucha fe para seguir adelante con Geografía, Historia, nuestro entrevistado
comenzó a trabajar con Julio Herrera, dueño del Periódico… “en
aquella época era el canillita, el diario eran dos hojas chiquito, ahí comencé
una relación muy linda con Julio, quien era jugador de Nacional como todos los
Herreras. El me invitaba después de cada mediodía a jugar fútbol en el fondo de
su casa, yo siempre juagaba de arquero, iba derecho al arco, siempre me gusto
en la Escuela, en los picaditos en todo lado, era arquero. Julio agarraba una
pelota y siempre comenzábamos a jugar, también estaba el “Moreno” Herrera y la
primicia era “hay que agarrar la
pelota”; así comencé de alguna manera. Como en aquella época no había baby ni
tampoco categorías juveniles, la única manera de jugar era incorporándose a
algún equipo, solo había Primera y Reserva. Reserva era integrada por algunos
jugadores que no jugaban en primera y jóvenes niños que iban mechando. Y con 13
años comencé a jugar en la reserva de Nacional. Apenas llegaba con la punta del
dedo a tocar el arco, pero el entusiasmo era grandísimo, al año siguiente volví
a jugar, Nacional en aquella época recuerdo gano 6 años seguidos en Reserva,
tenía muy buen plantel. “Carozo” Thul era el arquero de Primera en Nacional,
poco a poco comencé a tener la oportunidad de ser suplente en primera hasta
que por el año 57´ Fénix se lleva a
”Carozo” a Montevideo y “El Chino” Thul, hermano de “Carozo” que había dejado
de jugar, hizo “la pierna” porque no había arquero en ese tiempo y después si,
ya en el 58 comencé a jugar en Primera.
Allí integre la primera Selección de Tarariras integrada por Álvaro
Dalmas, Miguel Pérez, Zenón y “La Gata” Gómez. Hugo Celedon. “El Judío” Dalmas,
“Tato” Fripp, “Ronco” y “Tapón”, la mayoría jugadores de Nacional. Ese año
salimos Campeones y lo hicimos unos cuantos años más”. Nos cuenta Sady ya inmerso de lleno en el éxito de un club “Tricolor” que por aquellos años sabía mandar
en copas a nivel local.
“En el año 61´ logre jugar en la selección de
Colonia y allí en ese momento, “Lulo” Bonjour, que trabajaba en la Honda y estaba
en el manejo de la Agencia siempre hablaba con os choferes que preguntaban por
algún jugador, algún valor. “Lulo” les comentó sobre mí, y me hablaron para que
en Enero pueda probarme en Montevideo. Yo estaba lesionado, jugando para
Colonia me lesiono en Durazno en el Estadio Silvester Lantoni, un golpe grande
en la cabeza después de salir a cortar una pelota, me gustaba mucho salir, pero
en una de esas salida, que estábamos 0 a 0, llego a taparle el tiro pero me da
con la rodilla en la frente, pude levantarme pero caí en seguida. Fosalba que
era el Doctor de Colonia me dijo… “Mire Martínez que fue un golpe grande, se va
a tener cuidar mucho, no jugar por un tiempo, 6 meses”… la verdad que había
quedado bastante entregado, más allá que era joven después de que te dicen todo
eso no es fácil. Esto sucedió a fines de año y a principio del año 62 tenía la
chance de ir a jugar un Campeonato de Campeones con Nacional, fui a probar, me
sentí bien y finalmente pude jugar. Yo no sabía pero los equipos rivales se habían
reforzado con jugadores de Montevideo, anduve bien en ese campeonato, ganamos
finalmente y al regresar estaba la oportunidad de poder ir a Montevideo. Un día
me llama “Charito” que quiere hablar conmigo, voy hasta alá y me parece verlo a
“charrito” con su particular hablar, era muy entrador, educado, lo vi hablando
con un hombre en una mesa y me dice… “Vení “Pitilo”, mira este hombre es dirigente de
Cerro, tiene muy buenas referencias tuyas. Me presento, José Migues era, me
contó que tenía muy buenas referencias mías; fui a hablar con mi Pare pro él me
dijo que no, como persona mayor tenía sus razones y no arreglamos nada. A los
pocos días, volvió Miguez, nos volvimos a encontrar y le dije, la única
posibilidad que tenemos es que usted hable con mi hermano mayor Víctor, el
quizás pueda convencer a mi padre, Víctor vivía en Colonia. Migues agarro el
auto y se fue a buscarlo, volvieron, hablaron con papá y ahí se dio la
posibilidad de ir a Cerro”.
Ahora sí la aventura por el fútbol profesional de Cerro se hacía realidad para el futbolista tararirense, los arcos de la capital del país esperaban por Sady…
“A Cerro llegue sin probar, sin ninguna práctica,
fui directamente con mi hermano a la Asociación Uruguaya a firmar el contrato,
me dijeron valla a tal hora que lo van a estar esperando, y así fue, firme el
contrato y me fui a vivir a Paso Molino
a una pensión, donde también estaba Denis Casaña, Coloniense que también llego
a Cerro, después lo vendieron a México. Yo venía a hacer el tercer Arquero,
estaba Acuña, Velázquez y estaba yo practicando con el plantel de Primera,
dirigido por José María Mínela, había sido jugador de River y la selección
Argentina. Era de Mar de Plata, fue alguien que me enseño muchísimo. A los
pocos días me vino hablar el Técnico de Tercera, que por la edad quería que
juegue con ellos, hable con Mínela y me dijo… “si quiere jugar en Tercer juegue
así va ir agarrando continuidad de lo que es el fútbol aquí”…practicaba con
primera y jugaba los domingos de mañana con la tercera. Salimos campeones en el
Parque Palermo ganándole la final a Racing y perdimos el Uruguayo por una ficha
médica”.
La pasada lesión vivida por Sady en nuestro futbol, había dejado huellas, a la hora de salir a cortar y enfrentar rivales, la seguridad del Nº1 no era la misma, pero este problema comenzó a tener solución…
“En
todo ese tiempo, yo no me había dado cuenta pero cuando me tiraba me había
quedado temor por el golpe que había recibido, entonces en la práctica Mínela
me agarra y me dice… “Martínez que problema tiene usted que cuando se tira
esconde la cabeza no mira la pelota”… le explique la lesión que había sufrido y
me dijo... “Lo que le paso una vez no le va a pasar siempre, yo lo voy a
entrenar y enseñar la manera correcta de tirarse. Yo no fui arquero pero tuve
de compañeros grandes goleros…” así fue como me enseño muchísimo hasta que
perdí ese miedo que me había quedado por la lesión”.
Todo deporte tiene grandes regalos y para Sady, una gira que Cerro comenzaría por Europa, sería sin dudas una de las experiencias enriquecedoras que lo acompañara toda su vida…
“En el año 63´hay una gira de Cerro por Europa,
y ahí tuve la oportunidad de integrar el plantel. Llegamos a Alemania, escalas
por medio y día siguiente viajamos a Rumania, donde jugamos 3 partidos en
diferentes ciudades, en el interior de Rumania y luego de ahí fuimos a Rusia en
Tren, jugando el últimos partido en Moscú. Luego pasamos a Alemania Oriental,
dividida en aquellos tiempos por el muro. Las oportunidades fueron tremendas,
poder practicar en el Estadio de Berlin donde se hicieron las olimpiadas del
48´, y otra gran experiencia fue poder cruzar el muro de Berlín, nosotros
estábamos en Berlin Oriental y fuimos hacia Berlin Occidental. De un lado los
americanos, de otro los rusos. De Alemania vinimos a España y por ultimo a
Sudáfrica a Johannesburgos, donde se jugó el Mundial. Una época donde todavía
estaba el laipater, ómnibus para los de colores y otro para los blancos. Lo
mismo sucedía con las tribunas, había un lugar que era todo de color y en otro
sector blanco. Una de las anécdotas que siempre recuerdo en estas salidas, fue
con el “Negro” Cortez, éramos muy amigos y en Sudáfrica esperando un ómnibus vimos que venía uno d
dos pisos, nos preparamos para subir a lo más alto y el guía nos detiene
explicándonos que ese ómnibus era para gente de color, “El negro” Cortez se
reía y esa son cosas que quedaron… al ratito llego el ómnibus color crema y ahí
si pudimos viajar”. También pudimos ir a ver una Mina de Oro, jugando en Ciudad
dl Cabo y Derba sobre el océano Indico. La gira duro 2 meses y 6 días, fue algo
impresionante, tremendo…”
Las historias y anécdotas son muchas para Sady y su bendición de poder viajar, conocer Europa haciendo lo que más le gustaba. A su regreso el club Cerro continuaría siendo su casa del fútbol pero a diferencia de las grandes alegrías que le permitía vivir el deporte, llegaría una etapa donde “las malas” también tendrían sus incidencias…
“Continúe jugando en Cerro, llego la oportunidad
de poder irme para Argentina, pero se me negó la chance, el Presidente era
quien manejaba todos los jugadores y de alguna manera se llevaban la mayor
parte. Ahí realmente me enoje, me quise ir y me hablaron de River aquí en
Uruguay, fui y jugué en la B. Logramos ganar el Preparación y el Uruguayo,
después de 12 años River logro ascender, siendo la valla menos vencida un
record que creo tener aún hoy en día vigente, con más de 8 partidos sin goles
en contra. Estando en River, me vuelve a pasar algo similar a lo de Cerro, me
hablan para irme a Colombia y se me niega otra vez la chance. Ahí deje el
fútbol. Cuando tenía la oportunidad me trancaban, entonces decidí dejar de
jugar con 25 años”.
Ya
casado en Montevideo con Alicia Cruz del Rio, recién regreso a Tarariras hace
37 años, allá por 1983. Su hija mayor hoy en Mercedes, Seili, Ana Lea y Rubén y
Daniel los mellizos, son parte de la familia que Sady supo construir y formar
por el buen camino. Ese camino que
también lo supo tener en Mercedes junto a la Palabra de Dios, por
supuesto que trabajando junto a muchos niños en su pasión, Escuelitas de
Fútbol. Donde no solo enseño todo lo que aprendió del fútbol, sino además
sembró buenos valores. Aquí
en Tarariras fundó el club Duna, como también supo integrar la plantilla que
vio nacer a PAZA ATLETIC CLUB, siendo uno de los fundadores del club del barrio
Los Sauces.
SADY
MARTINEZ y una trayectoria de lujo junto al balón por la capital del país.
Víctima de los malos manejos del fútbol, su carrera quedo por el camino, pero
las experiencias y el respeto que supo ganarse en una trayectoria que prometía
mucho más; permiten que al nombrar SADY MARTINEZ, muchos identifiquen a un
abanderado del profesionalismo, ese sueño que todo jugador tiene y en épocas
pasadas llegar no era cosa de todos los días.
¿Sady
Martínez? Si, lo conozco. Es parte de Mi Gente en Mi Pueblo.
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