HOY: Maestros Inolvidables: Zulma y Rivoira.
Nuestros entrevistados de hoy, son reconocidos sin dudas al momento de hablar o traer recuerdos de aquellos lejanos años en la querida Escuela Nº38. Los Maestros Zulma y Rivoira, así como muchos hoy los nombran, vivieron más de 20 años de su vida al servicio de la educación en nuestra ciudad,
A partir de hoy vamos a compartir en nuestra página parte de lo mucho que ambos Maestros vivieron, hoy ya ambos con sus 80 años cumplidos, nos narran fracciones de anécdotas, cuentos y vivencias que tendrán en esta primera parte como principal protagonista a la querida Zulma Pino, para la semana próxima continuar con el Maestro Rivoira y finalizar así nuestra entrevista, con especial hincapié en los años que ambos compartieron la enseñanza en la hoy llamada Escuela Maestro Mario “Lalo” Henderson, la Escuela Nº 38. Hoy en nuestras páginas, Zulma Pino.
Zulma Gladys Pino Melgarejo, hija de Arazanzu Pino, Verdulero que en aquellos tiempos viajaba a Rosario para vender sus frutas y verduras, además de ser uno de los fundadores de la Escuela de Barquer; y de Doña Maxima Melgarejo Ama de casa Madre de 8 hijos. Zulma la sexta hija en su familia nació en Barquer, pueblito de 32 casas en aquellos tiempos, muchas de ellas ranchos de terrón y paja, por donde también el paso del ferrocarril y los recuerdos de la Escuela con apenas 5…6 alumnos, los exámenes para el ingreso al Liceo, son etapas imposibles de olvidar para nuestra entrevistada de hoy...
“Barquer en aquellos tiempos era conocida por el paso del ferrocarril, pueblo dependiente de Rosario en todo, el estudio, en el trabajo. Había un taller de carpintera de Daniel Rivoir y estaba la Escuela donde habían 2 Maestras, de las cuales una era la madre de Gloria Viera, quien hoy es la directora del Colegio aquí en Tarariras. Realmente éramos niños rurales, hasta que cursando 5º año vino una Directora, María Angélica García, y notó que teníamos muy poco para avanzar, culturalmente y en cuanto al conocimiento hacia afuera; ahí nos dió un empujón, fue algo diferente y a fin de año llegó un Maestro joven quien terminó de alguna manera “ese empujoncito” para ir por más. Éramos un grupo de 6 alumnos de 6º que dimos examen de ingreso para el Liceo. En mi casa ya había ambiente de estudio, mi hermana ya había optado por el estudio de Magisterio, ella fue la primera Maestra de Barquer”. nos cuenta Zulma.
En la etapa de la juventud, el Liceo y donde la rebeldía de muchos parece tener su momento y lugar, para nuestra querida Maestra Zulma, no fue la excepción, también en aquellos tiempos ya se vivía la “etapa rebelde” y eso le costó a Zulma un pasaje no “muy cómodo” por sus estudios terciarios…
“El Liceo lo realicé en Barquer, hice 2 años de Magisterio y después me fui a Montevideo, me estaba yendo mal porque la verdad “atorrante” como muchos lo hacemos en la juventud, yo también lo hice, perdí el tiempo, me fui a Montevideo en donde hice 4 años de Magisterio y allí si me fue bien permitiéndome además conocer otra realidad como sin duda lo era la capital del país al interior. Me fue muy bien, allí “llegó mi clic”, ahí si me di cuenta que necesitaba estudiar y lo hacía, tuve excelentes profesores, compañeros y ahí un poco se me despertó la ansiedad de conocer el norte"
Casi sin darnos cuenta, poco a poco comenzamos en nuestro interior a sentir el caminar de nuestra vida, muchas veces sin poder verlo con claridad y la certeza que así será, para Zulma algo así sucedió, esa “llamita” que despertaba un interés especial por viajar y estar al norte del país iba a dejar de ser un sueño a cumplir, para convertirlo en una realidad de su vida, agregando ya un nuevo acompañante en su camino, quien sigue a su lado aún hoy, igual que en aquel momento cuando eligió acompañarla a donde fuera…
“Reynaldo era amigo de mi hermano, así nos conocimos, un año antes que yo, él había dado concurso y trabajaba en la Escuela cerca de mi casa; a los 20 años comenzó nuestra relación de amigos para más tarde casarnos y seguir hasta el día de hoy. Cuando comenzamos le dije mi clara intención de trabajar en Tacuarembó, y me dijo “yo me voy también”. Nos casamos y emprendimos el viaje al norte del país. Tacuarembó fue para mí, como aprendizaje de Maestra muy profundo. Fuimos al peor rancherío de Uruguay, si bien yo provenía de familia humilde lo que vi y viví allí en Tacuarembó me permitió conocer en primera persona la miseria. Hoy por hoy tenemos contacto con aquellos alumnos, la verdad fue muy buena la experiencia”.
La vida se plantó firme para Zulma luego de cumplir 2 años de su llegada a Tacuarembó, las dos caras de la moneda iban a pegar fuerte en el retorno del norte del país. Alegría y tristeza por un lado, la llegada de su primer hijo, Jesús, y la pérdida de su padre, iban a ser motivos más que suficientes para el regreso ahora a Manantiales…
“De Tacuarembó llegamos a Manantiales donde yo tenía 25 niños en la Escuela, una Comisión de Fomento excelente que trabajaron muchísimo arreglando la Escuela, hicimos todo un patio en el fondo, realizamos huerta y les enseñé también a embalsamar animales, en la parte de Biología, estudiando así todas las partes de los animales desde donde venían hasta por que existían, toda la parte de biología la tratábamos de relacionar. Fueron tiempos muy lindos, de ayuda social, salíamos con la camioneta de “Chiquito” Jorcin o en la “fordzon” que teníamos, a visitar los vecinos y así nos organizábamos, teníamos una cocinera y todos los niños comían en la Escuela. Reynaldo viajó durante un año a Tarariras, las Escuelas estaban a distancias lejanas, por eso en el año 68´, finalmente nos vinimos a Tarariras. Llegué con un bebé y nada más, no teníamos nada, la gente fue muy buena, muy bien, nos acercaron montón de cosas, nos ayudaron y a medida que empezaron a llegar los sueldos comenzaron las compras, armando así nuestro hogar”.
La relación con nuestra ciudad, dejó en la vida de Zulma muchas amistades, anécdotas y el especial vínculo con la Escuela Nº 38 en donde permaneció trabajando hasta el año 1993…
“Cuando llegué a Tarariras recuerdo que estaban todos los Maestros almorzando y era una mesa enorme, algo ya diferente para mí en relación a otras Escuelas que había estado, y quien me recibió con una alegría fabulosa fue Rene Villanueva, quien me insistía en que yo comiera y le decía… “No, no.. yo ya almorcé”, la verdad era que no había almorzado nada, estaba sorprendida y nerviosa a la vez. Fue un año especial, se celebraron los 50 años de la Escuela con una fiesta muy especial, grande. Se hizo en ese momento el patio embaldosado de atrás, asistiendo a los festejos una Patinadora de Rusia, sub Campeona de Patin. Fue algo maravilloso, lo que se trabajó fue tremendo, Maestras y Comisión de Fomento a la par, tres días de beneficios y realmente de fiesta. Ese año hicimos un censo puerta a puerta para saber la cantidad de niños, a mí me tocó con “Lalo” Henderson, Director de la Escuela, hacer todo lo que era “El Pueblito” y ese año descubrimos un niño en Tarariras que no estaba reconocido. Eso fue algo que siempre recuerdo como también las diferencias que había entre “El pueblito” y la otra parte de Tarariras, aún existían muchas diferencias, allá en el Pueblito los obreros, acá en el centro los dueños de las empresas, los comercios grandes, pero la Escuela era una, en la Escuela no habían distinciones, eran todos iguales”.
Así fue como comenzó el especial vínculo que por más de 20 años tuvo la Maestra Zulma con la Escuela Nº38, donde además compartió su trabajo con su esposo Reynaldo Rivoira, historia que comenzaremos a conocer en la próxima edición, permitiéndonos así saber y aprender de dos Maestros que sin dudas, dejaron huella imborrable en la historia de la educación en nuestra ciudad.
Como en la etapa de niña cuando junto a su familia sembraba, cortaba abrojos, se juntaban y se lavaban zanahorias, tomates, hoy Zulma no pierde aquellas enseñanzas y mantiene en el fondo de su hogar una huerta, manteniendo vivo de esta manera “una página” del pasado en este presente.
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